miércoles, 28 de octubre de 2009

El costumbrismo Sexual en África

Los principales pueblos del África actual son el árabe y los diversos grupos
étnicos del África negra. El costumbrismo sexual del pueblo árabe está
reglamentado por la doctrina coránica de forma detallada. La palabra
"achouma" es el límite de todo lo que se puede o no se puede hacer en ma-
teria sexual.

La mujer árabe, que no tiene ningún inconveniente en desnudarse y
bañarse junto con docenas de personas de su mismo sexo, aunque sean ex-
trañas y desconocidas, se acuesta junto a su marido completamente vestida.

Y el marido no puede mirar si, ocasionalmente, durante la noche, queda
descubierta alguna ·parte más o menos íntima del cuerpo de su mujer. Es
"achouma"; esto es, prohibido por el Corán. Naturalmente, en la prosti-
tución árabe no hay "achoumas" y posiblemente sea esta la razón de que
las prostitutas acaparen prácticamente la vida sexual del pueblo árabe. Las
esposas sólo sirven como medio de cumplir la ley islámica y como ayuda
en el trabajo familiar. Ahora bien, donde hay una cuidadosa observancia
musulmana también hay poca prostitución. Generalmente la prostitución
está en las grandes ciudades del pueblo árabe, donde los contactos con euro-
peos han sido más intensos y frecuentes.

En El Cairo hay una mercantilización turística del costumbrismo se-
xual; pero se trata de algo periférico, de algo que no supone una actividad
de un pueblo, sino un modo de explotación turística. En ciertos estableci-
mientos y icasas especializadas, mediante el pago de elevados precios, se
pueden contemplar prácticas homosexuales, heterosexuales e incluso acti-
vidades genitales entre una mujer y un animal, que generalmente es el asno.

Hasta hace poco, en muchas zonas de la geografía árabe, la homosexua-
lidad, sobre todo la masculina, tenía un carácter casi sagrado, como lo tienen
los "chamanes asiáticos". El homosexual era un "santón", seguramente
porque se le consideraba diferente de los demás hombres, y se veía en él algo
extraño.

Pero donde existe un panorama floridísimo de costumbrismo Sexual, es
en toda el Africa negra. Allí, cada clan tribal tiene sus normas y sus cos-
tumbres. La revolución occidentalizante que conmueve actualmente todo
Africa, no ha podido aJun enuclear, y en muchas zonas n1 rozar siquiera,
esos hábitos. Por lo tanto uede observarse en el mundo ne ro una variedad
de costumbres seXualeS casi indescriptible. Los núcleos negros más europei-
zados por un largo régimen colonial o por el influjo ya secular del cristiani-
mo misionero, han adoptado una moral sexual muy parecida a occidente.
Pero hay muchas zonas y muchas tribus donde aún siguen practicándose
las actividades sexuales Según normas ancestrales y absolutamente primi-
tivas que dejan asombrada a la mentalidad occidental. Vamos a dar noticia
de algunas costumbres africanas a este respecto.

En Africa existen en la actualidad diversas culturas, fruto de la interac-
ción entre los pueblos colonizadores y los sometidos a colonización, exis-
tiendo incluso naciones, como la República Sudafricana, en las que la cul-
tura de tipo europeo domina exclusivamente en la estructura legal, Social,
política y económica del país. Sin embargo, en este apartado nos referiremos
únicamente a algunos aspectos de la vida sexual propios de la cultura autóc-
tonamente africana, haciendo abstracción de las modificaciones introducidas
por las influencias de la colonización.

En conjunto, podemos decir que la revisión de la vida sexual en los ne-
gros africanos, desde el nacimiento y la adolescencia hasta el matrimonio,
revela una bien coordinada estructuración social. Pese a las diferencias
locales, es evidente la existencia de unos principios generales. Cada indivi-
duo es educado de forma que pueda llegar a ser un miembro útil y bien adap-
tado en el grupo Social al que pertenece. Gran parte de las normas e ideas
acerca de la sexualidad en los pueblos africanos difieren grandemente de
las mantenidas en los países del área cultural occidental, pero resulta indu-
dable la presencia en aquéllos de un bien planeado y coherente sistema.

Tal vez la mayor diferencia entre el concepto africano del sexo y el pro-
pio de nuestra civilización occidental reside en la falta de trasfondo y regla-
mentación religiosos en lo que a la vida sexual se refiere, entre los africanos.

En todos los pueblos africanos existe, indudablemente, la idea de uno o de
varios seres supremos y creadores; pero los mandatos y leyes que de ellos
pueden emanar no tienen ninguna relación con la vida sexual, como tam-
poco, en general, ofrecen recompensas ni amenazan con castigos las accio-
nes individuales. El quebrantamiento de la ley es una ofensa contra el grupo
social y sus componentes, pero no contra Dios. Los tabús, reglamentaciones
y prohibiciones sexuales son un asunto que concierne a la tribu, no a las
divinidades.

Desde una edad relativamente temprana, los niños y niñas juegan por
separado. Las niñas trabajan con sus madres y losjuegos son, en su mayoría,
una imitación de las tareas reservadas a las mujeres adultas. Por su parte,
los niños construyen flechas rudimentarias y trampas para cazar animales.

Antes de la iniciación existen, en algunos pueblos, relaciones amistosas entre
chicos y chicas, e incluso, en algunas tribus, los niños de ambos sexos reali-
zan juegos sexuales sin que los adultos le den a esto una mayor importancia.

En Angola, la edad de la iniciación es variable debido al hecho de que la
ceremonia tiene lugar solamente cada tres o cuatro años.
Cuando los muchachos están aptos para la iniciación son separados del
resto de la tribu, y comienzan una vida en común en un recinto preparado
exprofeso para ellos. Algunos hombres adultos de la tribu son encargados,
entonces, de su educación y, en algunos casos, cada joven es colocado al cui-
dado de un educador. El muchacho debe aprender a prestar respeto y obe-
diencia a los adultos, siendo instruido en las leyes y tabús de la tribu, espe-
cialmente en los referentes al matrimonio. Cuando totems y clanes forman
parte de la organización social, el matrimonio se halla prohibido entre los
miembros del mismo tótem o clan.

Los muchachos deben soportar toda clase de penalidades, principalmente
largos y fatigosos días de caza o pesca, así como castigos corporales por la
menor transgresión de la disciplina. \/Vilfrid Dyson cuenta haber visto, entre
los Fulani del oeste de África, un tipo especial de ceremonia de flagelación
en la que los muchachos, agrupados por parejas, se flagelaban mutuamente
y por turno en la espalda con delgadas y flexibles varillas. La escena tenía
lugar en presencia de las muchachas de la tribu que aplaudían alegremente
cuando el flagelado no mostraba signos de dolor.

El tiempo de iniciación de las muchachas viene indicado por el desa-
rrollo de los senos y por la menarquia. Se trata de un período caracterizado
por múltiples rituales, interdicciones y tabús. En muchas tribus, la alimen-
tación debe mantenerse dentro de una determinada dieta y, generalmente,
la muchacha ocupa una choza aparte de la de su familia. Al término de la
menstruación se realizan ceremonias mágicas de purificación. En algunas
tribus negras del África occidental, al comienzo de la pubertad las mucha-
chas son sometidas a un régimen de engorde como forma de alcanzar la ma-
xima belleza. Para ello permanecen recluidas durante meses, e incluso du-
rante años, de acuerdo con las posibilidades económicas de la familia.

En ciertas tribus, durante el período de reclusión las muchachas sufren
la escisión del clítoris u otras intervenciones quirúrgicas en los genitales.

Estas operaciones pueden consistir en una infibulación de los grandes la-
bios que haga las relaciones sexuales imposibles. En estos casos, antes del
matrimonio debe procederse a una nueva intervención quirúrgica.

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