miércoles, 28 de octubre de 2009

LITERATURA Y SEXUALIDAD

Bajo este epígrafe consideraremos toda una Serie de manifestaciones de
la literatura actual cuyo objeto es presentar a la conciencia cultural los más
candentes problemas que surgen de la sexualidad tanto en la esfera de lo
normal como en la de lo patológico. La sexualidad no sólo es tema de estudio
científico y de investigación, sino que también es susceptible de una expre-
sión estética en la que Se ocupan las letras y las artes desde los mas remotos
tiempos y, de una forma mas acusada, en nuestros días. La literatura, tanto
en el campo de la prosa como en el de la poesía, ha dedicado especial aten-
ción a esta temática tan vital.

Naturalmente, cada época tiene su signo literario respecto a la temática
sexual. Así, en la antigüedad oriental, en plena cultura indoeuropea y dentro
de la más pura religiosidad hindú, surgieron el Kama-Sutra y el Ananga-Ranga.
manifestaciones literarias a la par que morales donde el sexo era objeto
de enseñanza mediante reglas adecuadas para su manifestación en la con-
ducta humana. El signo literario de estos libros era esencialmente normativo.

Las normas surgían de unos incisos literarios. El mundo cultural arabe
siguió cultivando este procedimiento didáctico-normativo en libros como
"El jardín perfumado" v "Las mil y una noches".

La cultura clásica, por su parte, presenta una literatura erótica que
oscila entre lo didáctico-normativo y lo satírico, y produce obras como
"Lisistrata" de Aristófanes (plena expresión dramatúrgica), el "Arte de
amar" de Ovidio, "El asno de oro" de Apuleyo y el más significativo, el
"Satiricón" de Petronio, el célebre "arbitro de las elegancias" de la corte
imperial de Nerón. Al mismo tiempo aparecían temas eróticos en la poesía
romana de Tibulo, Persio y Juvenal, cultivadores de los géneros elegíaco y
satírico con un alto nivel de maestría.

El Medioevo también tiene sus manifestaciones erótico-literarias a pesar
de ser una época de enorme represión de lo sexual. Con el nacimiento de
la burguesía, aparecen obras como el "Decamerón" de Boccaccio, el "Libro
del Buen Amor" del Arcipreste de Hita, el "Corbacho" del Arcipreste de
Talavera v, ya en los principios del Renacimiento, "LoS Coloquios de Damas"
Renacimiento, "Gargantúa y Pantagruel" de Rabelais.

El tema sexual se introdujo en la novela como subsidiario del tema de t
guerra o de aventura. Las mujeres eran el botín del vencedor v el premio É
de la victoria. "Sólo el valiente merece la bella". Pero de los libros de caba-
llería v de las sublimaciones eróticas de la poesía provenzal se pasó a un plano
menos heroico, más realista, y nació la novela picaresca. La diferenciación
Social que implicaba la evolución de las sociedades y de Sus culturas trajo
consigo tres modos diversos de tratar literariamente las cuestiones Sexuales:
la realista, la idealista y la analítica, cada una de ellas característica de cada
una de tres clases sociales ya muy definidas y aún hoy vigentes.

La fórmula realista fue adoptada principalmente por la pequeña bur—
guesía, siendo su ficción típica la novela picaresca, en la que se sustituye
al caballero por el pícaro. Ejemplo de ella en su aspecto erótico son algunas
piezas de la novela picaresca espanola: "La p1cara _jL1S[1H2l”, "La lozana
andaluza", "La hija de la Celestina", "La niña de los embustes", "El ba-
chiller de Salamanca", etc. (En las obras maestras de este género, "El lazari-
llo de Tormes" y "Guzman de Alfarache", por ejemplo, el elemento erótico
apenas aparece.) Citemos además otras novelas como "Moll FlanderS" y
"RoXana" (de Defoe), "Tom _]ones" (de Fielding), etc.

La fórmula idealista era la predilecta de la aristocracia, y sus tipos de
ficción constituyen un renacimiento de la novela de caballería y de la novela
pastoril. La alta clase media y el mundo de los profesionales más cultos,
tuvo su propia novela erótica, de índole analítica, en la que hechos, pasio-
nes, sentimientos y desórdenes eran minuciosamente desmenuzados y some-
tidos a una profusa descripción. Autores de este género fueron Richardson
("Pamela"), Fielding ("Shamela"), y otros.

También la temática sexual pasó a la literatura en épocas de gran con-
vulsión cultural, como aconteció en tiempos del Enciclopedismo y del racio-
nalismo subsecuente, Cuando los tabús sobre la Sexualidad empezaban a
romperse en Europa. Recordemos "La Religiosa" de Diderot y diversas
obras de Rousseau, etc. Con el tiempo se condensó en torno a la sexualidad
un elemento de fascinación romántica, que dio paso posteriormente a una
exposición más realista. Surgieron así las adecuadas expresiones literarias,
que van desde las "Memorias de Casanova", a la obra poética de Baudelaire
y Verlaine, pasando por Goethe ("Werther"), Laclos ("Las amistades peli-
grosas"), Flaubert ("Madame Bovary"), Stendhal ("Tratado del Amor"),
Balzac ("Cuentos picareScos"), Zola ("Mana"), etc. Mención especial mere-
cen los escritos del Marqués de Sade (1740―1814) y de Sacher-Masoch (l836-
1895) que dieron nombre respectivamente a dos de las perversiones sexuales
más extremas: el Sadismo y el masoquismo.

Sin embargo, nunca como en nuestro siglo se han trasladado los temas
sexuales a la expresión literaria de una forma tan cruda y precisa, procurando
liberar la conciencia cultural de unos tabús residuales que son en sí absolu-
tamente negativos. La sexualidad se ha afrontado hasta en sus perspectivas
más patológicas. Incluso cabe resaltar que la literatura ——básicamente intui-
tiva— ha avanzado y ha sido en cierto modo precursora de la ciencia — en
sí actitud reflexiva—. Aparte de ello, muchos autores de este género lite-
rario presentaban en su propia persona graves problemas sexuales (como
en su tiempo los presentaron Sade y Masoch). Sólo Citaremos ahora los autores
y las obras de mayor importancia literaria.

André Gide jamás ocultó su homosexualidad y escribió cuatro diálogos
entre un narrador sexualmente normal y su amigo homosexual, en los que
intentó una justificación filosófica de la homosexualidad. En ello consiste
la que para Gide fue su mejor obra, "Corydón".

D.H. Lawrence, incluido justamente entre los mejores escritores ingleses
de este siglo, dedicó su obra a remover todo lo que de podrido había en s
país, oprimido por tradiciones deshumanizadoras. Su obra más importarite,
"El amante de Lady Chaterley", trata de los amores de una dama inglesa
con el guardabosques de su esposo, Sir Cliflîõrd, que a causa de las heridas
recibidas en la primera guerra mundial está paralítico y reducido a la im-
potencia. Las escenas eróticas entre los amantes están descritas con riguroso
detallismo, por lo que esta obra fue prohibida en lnglaterra hasta hace muy
poco tiempo. También publicó una segunda obra sobre tema sexual: "Mu­-
jeres enamoradas".


A1 lado de Lawrence puede situarse a Henry Miller, aunque ante la Crí-
tica literaria su Obra es discutidísima, porque se considera que esta com-
puesta de un 75 0/0 de prosa seria, profunda y viva, y de un 25 % de desver―
gonzada pornografía. Hasta la publicación de los dos "Trópicos" en los
Estados Unidos, Miller hubo de vivir a costa de los turistas ingleses y norte-
americanos que iban a París a comprar "libros indecentes". Parece que su
primer libro, "Trópico de Cáncer", fue escrito pensando en ese posible
mercado, y que 1\1iller decidió después verter algo de su prosa seria en un
libro destinado a tener una difusión muy amplia. Miller no escribe sobre el
sexo porque se halle obseso por él. Buena parte de su obra da la impresión
de que se ríe de sí mismo y del lector cuando relata alguna descabellada
aventura erótica. Los libros más importantes de Miller son: "Trópico de
Cancer", "Trópico de Capricornio" y "La Crucifixión Rosada". Este último
es una trilogía compuesta por "P1eXus", "Nexus" y "Sexus". Según el propio
Miller, esta obra es su realización maestra. Todos sus libros son autobiográ-
íicos y en su mayor parte están dedicados a referir las hazañas sexuales del
propio Miller. Este autor, como Lawrence, es siempre un hombre vital, y
en ocasiones la vitalidad y la intensidad del pensamiento se entremezclan
de modo tan íntimo que el lector se siente dominado por una sensación de
grandeza.

j A principios de siglo alcanzó enorme fama la obra de Artsybashev, eScri­
tor ruso que murió en 1927. Su primera publicación fue "Sanin", relato
cuyo héroe predica que hay que gozar de la vida libremente, sin amarguras
ni complicaciones. Así, despreocupadamente, seduce a la novia de su mejor
amigo, éste se suicida y, cuando a Sanin le piden que pronuncie algunas
palabras sobre la tumba, hace un solo comentario: un tonto de menos en
el mundo. Hay en esta obra un extraño tema de incesto y es evidente que,
si el censor se lo hubiese permitido, Artsybashev lo habría desarrollado a
placer, describiendo las relaciones amorosas entre Sanin y su hermana.

Después publicó "El Mi1lonario" y, finalmente, "E1 punto de ruptura", obra
cuyo mensaje parece ser: "Todos quieren sexo: es la única realidad en que
se basa la existencia humana". El protagonista de la novela es un don Juan
que afirma que la delicia del sexo estriba en su conquista y que el matrimo-
nio, por lo general, es un acto de cobardía.

Una de las obras actuales más significativas en este sentido es "Lo1ita",
de Vladimir Nabokov, un ruso educado en Cambridge que ha residido en
Alemania y Francia y, desde 1940, en los Estados Unidos. Su novela pre-
senta las relaciones sexuales entre un adulto y una menor. Lo que se quiere
expresar con ello es la pasión del hombre moderno por lo inasequible. El
protagonista, Hurnbert, encierra en sí mismo varias anomalías sexuales:
"voyeurismo”, autoerotismo y necrofilia (quería narcotizar a la niña para
utilizarla sin violación como objeto sexual). Intencionadamente o no, Na-
bokov ha creado en "Lo1ita" un símbolo poderoso de la problemática mo-
derna en torno a la sexualidad. La novela basada solamente en un adulterio
ya no produciría efecto argumental y más si consideramos toda una Serie
de obras decimonónicas que introdujeron culturalmente la temática de di-
versas anomalías sexuales: "Yama" (acerca de un centro de prostitución),
de Kuprin; "A la recherche du temps perdu", de Proust; "El Pozo de la
Soledad", de Radclyffe Hall (sobre la homosexualidad femenina); etc.

Por lo tanto, hoy en día no se puede crear una pieza literaria sobre lo erótico
capaz de despertar el interés si no se adentra en una temática desusada.
Esta parece ser la intención de la obra de Nabokov.

Una obra de Henri Barbusse, "El Infierno", presenta el curioso tema
del "voyeur" o individuo que se siente sexualmente estimulado mediante
la contemplación de actos sexuales de otras personas o de la simple exhibi-
ción de su Sexo. El protagonista de la obra de Barbusse contempla, desde
su habitación de un hotel, lo que pasa en la estancia vecina a través de una
grieta del tabique. En realidad, lo que busca es vencer la soledad funda-
mental de los seres humanos penetrando en otras vidas y viviéndolas en
su pensamiento.

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