viernes, 2 de octubre de 2009

La doble moral Sexual

Lo expuesto últimamente nos lleva como de la mano a considerar el
problema de la doble moral sexual que encuentra en España su más legíti-
mo representante. Se entiende por doble moral sexual el hecho de aplicar
una distinta medida para juzgar el comportamiento sexual de los hombres,
por una parte, y de las mujeres, por otra, así como para decidir lo que a
unos y a otros debe ser permitido y prohibido.

Aun cuando desde un punto de vista puramente teórico todos estarían
de acuerdo en que la moral sexual es la misma para ambos sexos, no cabe
ninguna duda de que, en el momento de pasar a la práctica, las cosas no se
ajustan a este punto de partida. Mientras a la mujer se le exige una irrepro-
chable virginidad antes de llegar al matrimonio, y una fidelidad a toda prue-
ba una vez dentro de él, nuestra sociedad sabe perfectamente, aun cuando
intenta fingir no saberlo, que son escasísimos los hombres que contraen
matrimonio sin haber mantenido relaciones sexuales, y sabe también que
muchos de los hombres casados sostienen relaciones extramatrimoniales.

La mayor parte de los padres que se opondrían con todas sus fuerzas a
que un hijo suyo contrajera matrimonio con una muchacha de la que su-
pieran había tenido contactos sexuales con otros hombres, no vacilan en
entregar su hija a un hombre del que, con gran frecuencia, saben o pueden
sospechar que ha conocido sexualmente otras mujeres antes de llegar al
matrimonio. Así mismo, nuestra sociedad juzga muy distintamente al hombre
que comete adulterio que a la mujer cuando cae en la misma falta. El hecho
es bastante conocido para tener que insistir sobre él.

En relación con este mismo punto, cabe recordar el desprecio y las difi-
cultades con que deben enfrentarse las madres solteras, tanto en el Orden
puramente particular como en el social y legal. Desprecio y dificultades
que, desde luego, no tienen igual en ningún otro país del área cultural occi―
dental, en donde la madre soltera goza casi de la misma protección y consi-
deración legal y social que la casada.

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