viernes, 2 de octubre de 2009

La prostitución en España

Uno de los aspectos típicos de la vida sexual española es la abundantísi―
ma floración de la prostitución. No quiere esto decir, ni mucho menos, que
la prostitución sea privativa de España, pero si que goza en ella de un predi-
camento que no admite comparación con el de los restantes países del área
cultural occidental. Comentaremos ahora brevemente algunas de las carac-
terísticas de la prostitución en España.

En España la prostitución fue oficialmente abolida en l957. A pesar
de ello continúa siendo no sólo tan abundante como antes, sino más aún.

Las antiguas casas de lenocinio subsisten en la actualidad transformadas en
"meubles", mientras las prostitutas llenan ciertos bares, muchas veces situa­
dos en las cercanías cuando no al lado mismo del "meuble". Naturalmente,
se trata de prostitutas "libres", o sea sin ninguna clase de profesionalización
similar a la que disfrutaban antes de la abolición. Ello hace que su compor­
tamiento haya de ser extremadamente comedido, limitándose a permanecer
a la espera de que sea el futuro cliente quien entable conversación con ellas
para solicitar sus servicios. Lo cual no quiere decir, naturalmente, que en
algunos momentos y lugares no se relaje un tanto la Composttira que puede
observarse en los "scochts" situados en los distritos lujosos de las ciudades.

Aproximadamente el 80 por ciento de las prostitutas en España proceden
del servicio doméstico, es decir, son mujeres que, tras un período más o menos
corto de trabajo como chicas de servicio, han abandonado este por el más
productivo de la prostitución. Generalmente son inducidas a ello por una
amiga más "experimentada", que les habla de los grandes beneficios que
pueden obtenerse con esta profesión, y no podemos decir, ni mucho menos,
que desde el punto de vista económico las informaciones de dicha amiga
sean falsas. De todas formas, prácticamente en ningún caso tales mujeres
entran en la prostitución sin haber mantenido antes relaciones sexuales,
sino que las han sostenido ya anteriormente con uno o varios novios, y el
factor acostumbramiento que ello implica facilita el paso a las relaciones
sexuales profesionalizadas.

Una de las características de la prostitución en España, común en esto
a las otras naciones europeas, a diferencia de las africanas, asiáticas y de mu-
chas de las sudamericanas, es la casi total ausencia de una tercera persona
que obligue a una mujer a prostituirse para mediar en las ganancias, o que
de alguna forma explote a la mujer prostituida. En España la prostituta.
actúa como una profesional libre que se administra por sí misma Sus ganan-
cias, decide sus horarios y lugares de trabajo, etc. En su gran mayoría poseen
muy desarrollado el sentido del ahorro y, contra lo que suele creerse, no
acaban en la cárcel o en el hospital, sino que suelen agenciarse un porvenir
relativamente acomodado con el fruto dé sus ahorros. En Barcelona -—donde
hemos realizado un estudio en este sentido-- muchas de ellas llegan a adqui-
rir un piso en propiedad, mandan dinero a sus padres y pueden costear a
sus hijos colegios en donde reciben una instrucción muy superior a la que
ellas obtuvieron en su infancia.

La prostituta alcohólica, toxicomaníaca, homosexual, no pasa de ser
una excepción sobrevalorada por la leyenda. La existencia del hombre
"sosteneur"·— que obliga a la mujer a prostituirse para aprovecharse de
sus ganancias, así como de las asociaciones dedicadas a la explotación de las
mujeres, de tan firme arraigo en la mente popular, es en España prácticamente
nula. Como es lógico, tal vez algunas prostitutas tengan un amante que se
aproveche del influjo que tiene sobre ellas para apoderarse de su dinero,
pero de esto a las tenebrosas organizaciones dedicadas a la expoliación de
mujeres a las que se obliga a prostituirse, media un abismo. Tanto es así,
que de un grupo muestral de más de ciento cincuenta prostitutas de diversa
clase y condición social que hemos entrevistado personalmente, ninguna
adujo que jamás hubiera sido víctima de ninguna clase de explotación. Es-
ta declaración tiene tanto más valor Si se tiene en cuenta la tendencia de
estas mujeres a justificar su profesión con toda clase de argumentos inspira-
dores de lástima y compasión.

Tampoco la trata de blancas o explotación de menores, tan cara a la lite-
ratura melodramática y a los espíritus impresionables, tiene existencia en
España. Además, si algunas muchachas se han visto apresadas en las redes
de este comercio que, ciertamente, funciona en algunos países orientales,
se trata siempre de jóvenes ya predispuestas a ello y que no vacilan en acep-
tar el empleo que se les ofrece —-bailarinas, coristas, camareras— aun con
plena conciencia de lo sospechoso y arriesgado del asunto. Las ulteriores
protestas y denuncias a la policía son más bien producidas por el hecho
de que las gananciasno son tan substanciosas como se esperaba, y no porque
la realidad del empleo se les ofrezca como algo imprevisto e inaceptable.

Nadie puede afirmar en serio que a una muchacha que desee ganar su vida
honestamente se le ocurrirá aceptar, por mediación de un individuo acerca
del cual no existe ninguna garantía razonable, un empleo para ir a actuar
de bailarina ~—-la mayoría de las veces sin tener idea del baile—— en un café
cantante de Estambul, pongamos por caso.

La razón por la que estas ideas acerca de la explotación de la prostituta
y la trata de blancas han calado tan hondo en la mente popular, reside en
la 1nayor fuerza de penetración que poseen los productos de la fantasía sobre
la realidad pura y escueta.

En las grandes ciudades, Madricd, Barcelona, Valencia, Sevilla, etc., la
prostitución ha aumentado extraordinariamente, adoptando varios sistemas
de entrar en contacto con el cliente, aunque predomine el de los bares que
todo el mundo conoce y el de los barrios antiguos. La prostitución en España
tiene diversas categorías: la ínfima, que presenta mujeres de 50 años y mas,
con unas tarifas muy bajas; la de nivel medio, frecuentada por la burguesía,
con tarifas superiores a las 200 ptas., y la superior, que es practicada por
chicas jóvenes y refinadas, cuyas tarifas oscilan entre las 800 y las lOOO ptas.

Este tipo de prostitución tiene s us centros en las zonas residenciales y en los
llamados bares americanos.

Despues. y de una forma mas velada, estan las que tienen una clientela
fija y menos fija; se prodigan muy pOCO, aunque sean laS qu€ piden en ma-
yoría beneficios. Suelen recibir a sus clientes bien mediante la cita telefó-
nica y en su apartamento, a unaS horas acostumbradas. También existen
las que se disfrazan bajo el nombre de "chicas de barra" en algunas cafeterías
y algunas vicetiples de conjunto de los espectáculos de variedades..

En Barcelona existe una prostitución especial, de la más baja catego-
ría, en la zona llamada "Tierras Negras", en la ladera de la montaña de
Montjuich que mira al mar, y que es un sector muy parecido al milanés
de la "fossa dei leoni".

Mucho auge ha adquirido en España la homosexualidad, sobre todo la
masculina. En Barcelona v Madrid existen bares especializados en lugares
céntricos, aunque también tienen sus puntos de reunión como son, por ejem-
plo, en Barcelona, la plaza de Cataluña, el Paseo de Colón, la Rambla de
Santa Mónica, etc.

Ahora bien, donde más tipismo hay dentro de la panorámica del cos-
tumbrismo sexual hispano, es en los contactos eventuales entre el español
v la extranjera, durante los meses de verano y en todos los centros turísticos
de la nación, sobre todo en los marítimos. Ya existe un vocabulario especial
de esta situación: el "plan", el "ligue", el "picador", "ir de pica", etc. El
centro piloto está, indudablemente, en Mallorca, y en segundo lugar, posi-
blemente en la Costa Brava.

En Mallorca ello ha sido causa de la presentación de graves problemas
en las relaciones afectivos entre chico y chica baleares, ya que incluso entre
novios había, durante los meses turísticos, muchas iníidelidades, lo cual
generaba en la chica un hondo resentimiento. La muchacha balear se con-
sidera un poco abandonada durante estos meses, o como mínimo, postergada,
durante la época de recuperación del chico en los meses no turísticos, le
hace sentir sus resentimientos comportándose con él de forma más o menos
conflictiva.

Estos hechos son muy sintomáticos y cabría buscar soluciones muy pen-
sadas y maduradas. El hecho es muy normal, por otra parte, si consideramos
la represión sexual que ha pesado sobre nuestro país durante tantos años.

Ahora hay una masiva liberalización y, por ende, surgen a menudo los he-
chos exagerados; o sea, los contra­tabú. Cuando se vuelva a una normal
integración del sexo en lo personal, estas situaciones de emergencia remitirán
y se llegará a un buen equilibrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario