jueves, 1 de octubre de 2009

El panorama del costumbrísmo Sexual en Norteamérica

Empecemos nuestra pulsación de la moral sexual de nuestros días por
un gran país, el más heterogéneo y abigarrado de los que existen hoy, y que
podrá darnos los más claros síntomas y un gran acopio de datos para realizar
nuestro intento.

En Nueva York existe una zona donde los síntomas que nos interesan
abundan extraordinariamente. Esta zona es Greenwich Village. Allí, las
canciones de protesta de la juventud "op" Se limitan a dos temas: las drogas
el amor libre. Estas canciones son interpretadas por conjuntos que son
a la vez bandas juveniles que practican más o menos el gamberrismo y que,
casi siempre, se entregan a actividades extravagantes. Los espectadores corean
enérgicamente estos gritos liberadores. Asimismo, paseando por Nlac Dougal
Street, "donde el amor es libre", pueden verse las vestimentas más raras,
que son los últimos gritos de la moda en Nueva York. Se trata de toda una
serie de extraños trajes de baile, muy propios para interpretar la aún más
extraña discoteca de "Yellow{inger": vestidos con plaquitas de plástico o
metal con la inscripción "anda desnudo" o "anda desnuda", piernas deco-
radas con dibujos resistentes a la lluvia, modelos de papel, de plástico, san-
dalias al estilo griego que, según la publicidad, dan confianza en uno mis-
mo, etcétera.

Lo que ayer era tabú, hoy es normal y mañana será algo ya anticuado.
Llamar la atención en esos lugares supone carecer de prejuicios y normas.
a Los espectáculos pertenecen a este exponente. Por ejemplo, en la calle 42
pueden hallarse más de doscientas personas presenciando en un local com-
pletamente oscuro una escena de beso que se desarrolla en la pantalla. Dos
bocas en primer plano, sobre pantalla panorámica, fuertemente apretadas
y separandose lentamente. Se hace visible de pronto la punta de una lengua,
brillan los dientes. Se percibe la jadeante respiración de la pareja, los chas-
quidos y toda clase de ruidos producidos con las lenguas, labios y dientes;
y esto puede llenar toda la longitud de la película. Pero lo más significativo
es lo que podríamos llamar el "mundo secreto de la obsesión sexual". Este
mundo linda con el mundo de la respetabilidad y de la moral convencional.

En Norteamérica existe un mundo subterráneo que se desarrolla, con para
sitaria simbiosis, en el mismo seno de una sociedad en reacción contra la
escala de valores comúnmente admitida.

Mediante la lectura de anuncios sofisticados y la suscripción a perió-
dicos especializados se entra en contacto con este mundo de la sexualidad
obsesiva. El vocabulario técnico utilizado es siempre el mismo; los anun-
ciantes Se presentan como espíritus libertarios, no conformistas, amantes del
arte y de la relajación, etc. He aquí algunos ejemplos:
"jóvenes solteros —--chicos y chicaS— desean encontrar un matri-
monio para cambiar ideas sobre fotograña íntima, gustos peculiares,
etcétera. Amamos la vida..."

"...mujer de experiencia, que ha vivido muy intensamente, desea
correspondencia con auténticos varones para cambiar impresiones
y hablar de sus gustos especiales..."

Un anuncio de 40 palabras vale l0 dólares. Las cartas que se cruzan entre
estas personas describen las mas extrañas anomalías sexuales.

En este mundo subterráneo es muy normal la práctica del intercambio
de esposas. LOS que intercambian las esposas son maridos para quienes la
emancipación de sus mujeres es al mismo tiempo un deber y un derecho.

El intercambio se practica siempre según las mismas normas. Las parejas
llamadas no conformistas se reúnen en un club todos los fines de Semana
y ponen en práctica sus teorías. Los miembros van renovándose de tiempo .
en tiempo y se reclutan por medio de anuncios. Estas parejas sólo aceptan
en su club a matrimonios legítimos, practica que se llama "wife―swapping".

La correspondencia especializada va casi siempre acompañada de un inter-
cambio de fotografías íntimas. La foto­reportaje se paga muy cara y estos
documentos pasan en seguida a un proceso de reventa que se realiza entre
gran multitud de aficionados a la pornoscopia. Este comercio es muy pro-
ductivo y, además, se complementa mediante un comercio de instrumentos
especiales. Los sadomasoquistas ocupan un lugar especial en este mundo
de la obsesión SeXual. Tienen sus clubs y sus abastecedores de instrumentos
apropiados: latigos, vestidos de cuero, botas altas, etc. Esta peculiar arte-
sanía publica sus ultrasecretos catálogos que responden al más pequeño
deseo de la clientela. Se organizan clubs de ilagelantes y se sirven a domi—
cilio escenas y sesiones de tortura. LOS clientes rellenan unos cuestionarios
especiales que ilustran a los organizadores sobre como deben proceder en
cada caso particular.

La vida conyugal en Norteamer1Ca va evolucionando, en un gran con-
tingente de matrimonios, hacia una poligamia sucesiva, lo cual es otro sín-
toma sospechoso en el panorama de la moral sexual americana. El matri-
monio se celebra en principio con la intención de que sea para toda la vida.

Pero luego, cuando las diíicultades y disgustos empiezan a intervenir, el
Estado admite una especie de derecho a la repudiación. Òtra situación
extraña acaece en el período que media entre dos matrimonios sucesivos,
ya que entonces Suele presentarse un estado de bigamia: antes de que se haya
concedido el divorcio, el que aún es esposo ya mantiene relaciones con su
futura segunda esposa, o la que todavía es esposa con su futuro segundo
marido. Sobre esta panorámica se ha llegado a montar un nuevo tipo de
negocio, practicado indistintamente por hombres y mujeres, y que consis-
te en casarse v divorciarse varias veces, v como en serie, con personas ricas.

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