lunes, 28 de septiembre de 2009

Alfred Adler, el primer disidente

Alfred Adler, que había sido uno de los primeros entusiastas de las teorías
de Freud y uno de sus más enérgicos defensores cuando el maestro se hallaba
prácticamente solo, fue también el primer discípulo que se separó del campo
del psicoanálisis. La polémica entablada entre ambos, su choque final y
el abandono de la escuela freudiana por parte de un valioso equipo de mé-
dicos se llevó a cabo en un tono acre y violento. Adler Se esforzó Siempre
en negar toda influencia recibida de Freud, "eXcepto la derivada del valor
instructivo de sus errores". Se separó en l9ll y creó la "ASociación de Psi-
coanálisis libre", en el momento de mayor auge del psicoanálisis impulsado
por Freud. Adler se levantó enérgicamente contra la formulación del com-
plejo de Edipo y, en consecuencia, contra la doctrina que estimaba el ins-
tinto sexual como única fuente de las neurosis.

Sintetizando: como dice Bernstein, Adler recusó en masa la doctrina
de Freud; desistió de la concepción de un inconsciente con su red de instintos
e impulsos heredados como principio motor de la vida anímica; la estrati-
ficación de la personalidad en instancias y la teoría de los conflictos; la ín-
dole e importancia de la sexualidad como compartimiento autónomo de
la personalidad; el carácter natural del complejo de Edipo, al que reputaba
—como ahora muchos psicoanalistas heterodoxos, v a título de discrepan-
cia fundamental y distintiva-— mero producto de la educación; la interpre-
tación sexualista de los sueños; las teorías del instinto tćmćžtico, de la neurosis,
de la regresión, del autocastigo... Y naturalmente, su técnica de explora-
ción y de tratamiento.

Según Adler, creador de la Escuela de Psicología individual, las facul-
tades, los instintos, los traumas, la sexualidad, etc., carecen de función causal
sobre el aparato psíquico. El pensamiento, la acción y las expresiones del
ser humano, en una palabra, toda la conducta de éste, va orientada hacia
una finalidad. El individuo, en consecuencia, no padece cualquier tipo dei
neurosis, Sino la que se ajusta a su finalidad.

Como réplica a las teorías de Freud, Adler manifestó que la voluntad
de poder, la superación del sentimiento primitivo y universal de inferioridad
que hay en el ser humano, y no las motivaciones Sexuales, son las que deter-
minan la actuación del hombre. Este se convierte en neurótico, no por un
trauma ocasionado por la represión de sus impulsos sexuales, sino por la
incapacidad de poder realizar Su plan previsto. El neurótico incluso busca
en su enfermedad la última posibilidad de dominar a los demás. "Ante
ciertas condiciones etiológicas ~——~inseguridad, asociabilidad, ambición- la
neurosis aparece como recurso al servicio de estos logros: 1- conquista,
mediante el sufrimiento, de una situación privilegiada. 2- evitación, mediante
excusas, de los deberes, responsabilidades y dificultades de la existencia,
utilizando el inmejorable pretexto que ante sí mismo y ante los otros sumi—
nistra la enfermedad, la incapacidad o la perversión" (]. Bernstein).

En contradicción radical con Freud, Adler expuso la teoría de que los
impulsos sexuales no sólo no provocan el origen de la neurosis, Sino que el
ser humano que quiere añrmarse y sentirse superior utiliza el medio sexual
para lograrlo. Resumiendo: como dice C. Thompson, "Adler fue el pri-
mero en indicar que los trastornos sexuales en lugar de producir la neurosis,
constituyen una de las situaciones en que se manifiesta la neurosis. No obs-
tante, hay que reconocer que Adler da demasiada importancia al papel
de la lucha por el poder en la vida sexual. Aunque en nuestra cultura Sea
F intenso el espíritu competitivo y muchas veces se halle complicado con ma-
tices sexuales, Adler llegó al extremo de no admitir la existencia del amor
no competitivo".

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