sábado, 26 de septiembre de 2009

Los estudios de psicología Sexual de Havelock Ellis

Havelock Ellis es, sin duda, el primer puntal sólido en la historia de la
sexología. Dedicó prácticamente toda su vida a estudiar el problema del
sexo que, según él, era "el problema central de la vida". Así, en, el prólogo
a los "Estudios de Psicología SeXual" escribió, en l897:
"Y ahora que el problema de la religión ha sido prácticamente plantea- ,
do, y que el problema del trabajo Se ha situado sobre una base práctica,
la cuestión del Sexo ——-con las cuestiones raciales que se asientan en él
se eleva ante las generaciones futuras como el principal problema al que
debe buscarse Solución. El sexo está en la raíz de la vida, a la que nunca
podremos reverenciar en tanto no sepamos cómo entender las cuestiones
sexuales."

Los "EstudiOs de Psicología sexual" (existe una versión castellana pre-
sentada por la Ed. Reus, Madrid, 1913, que consta de siete tomos) enfocan,
de manera sorprendentemente exhaustiva para la época en que fueron escri-
tos, temas como: el pudor, la periodicidad Sexual, el autoerotismo, la inver—
sión sexual, el impulso sexual, la estesiología sexual en el hombre (el tacto,
el olor, el oído y la vista), el simbolismo erótico, el mecanismo de la detu-
mescencia, el estado psíquico durante el embarazo, la madre y el niño, la
educación sexual, la valoración del amor, la castidad, la continencia sexual,
las causas y los remedios de la prostitución, el curso de las enfermedades
venéreas v el m atrimonio.

Ellis se planteó la tarea de considerar críticamente algunos conceptos
sólidamente afincados en su tiempo. Los puso en tela de juicio y llegó a con-
clusiones sorprendentes, según las cuales la educación y la costumbre influían
de forma determinante en aquéllos. Por ejemplo, H. Ellis fue uno de los
primeros científicos que echó por tierra las teorías antifeministas que habían
estado en boga hasta entonces. Podemos citar, a guisa de anécdota, la par-
ticipación definitiva de H. Ellis en una polémica que había traído enzarzados
a los científicos del Siglo Xñă, preocupados en afirmar las diferencias de cons-
titución del hombre y de la mujer referentes a la respiración. Hemos podido
comprobar en documentos de la época cómo esta cuestión se había Situado
en el centro de las discusiones, hasta el punto de que algunos científicos,
como el francés M. Serres, aceptando la diferencia constitucional del aparato
respiratorio, exponía la vertiente favorable de las mujeres, atribuyéndoles
un papel más importante en la reproducción por el solo hecho de gozar de
un aparato respiratorio más perfecto.

Ellis zanjó la cuestión al aportar numerosos datos extraídos de sus
observaciones clínicas. Se decía entonces que la respiración del hombre era
abdominal, mientras que la de la mujer era costal. H. Ellis manifestó que la
respiración costal era efecto de los peculiares vestidos que usaban las mu-
jeres. Viola Klein cita, a este respecto, un fragmento de xlíćm and Woman,
la obra que H. Ellis dio a la imprenta en 1894. Dice así: "La evidencia lleva
claramente a la conclusión de que las diferencias sexuales, en lo referente
a la respiración, que se encuentran en las razas civilizadas, no son, como se
suponía antiguamente, caracteres sexuales naturales, Sino únicamente el
resultado de la compresión artificial del tórax que antes practicaban las
mujeres."

Con igual fortuna H. Ellis desbarató otro de los Sofismas en boga: el
referente a las diferencias sexuales en la constitución y peso del cerebro
humano. lntrodujo una especie de "culto" científico a la naturaleza y a su
carácter evolutivo, de forma que todos los estudios que Se hicieran en lo su-
cesivo sobre el comportamiento Sexual deberían ser enfocados bajo el pris-
ma de lo cambiante, del influjo de la totalidad de la vida sobre un aspecto
determinado de la misma. Esta actitud rigurosa de Ellis sentó un precedente
ineludible, que deberían tener en cuenta los científicos Subsiguientes.

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