miércoles, 30 de septiembre de 2009

LA SEXUALIDAD EN LOS TIEMPOS ACTUALES

LA MORAL Y EL COSTUMBRISMO SEXUAL EN LA ACUTUALIDAD

La sexualidad, como hecho humano, esta supeditada a la Historia por
cuanto el hombre es un ser histórico. Por lo tanto, experimenta el movimiento
pendular típico de los hechos históricos.

El seXo primitivo y Sus manifestaciones tenían una eXpresión libre vç
Abierta. La misma civilización, en la que el hombre evolucionaba, fue ce-
ripinclo y aprisionando lo SeXual hasta llegar a transformar esta realidad
humana en un auténtico tabú. Esa transformación, que duró siglos, desvir-
tuó la seXualidad de tal manera que dio paso a diversas desviaciones y a
muchos complejos de culpabilidad. De esta forma, lo seXual se convirtió
en tema obsesivo, sobre todo en aquellas culturas que habían estado some-
tidas a una represión mas intensa de su seXualidad.

Lo que hacía más difícil la situación creada era el desconocimiento Casi
absoluto de todo lo concerniente a la sexualidad. El conocimiento de ello
Sólo ha sido posible, como veremos luego, gracias al progreso de dos ciencias
basicas de la realidad humana: la biología v la psicología. El carácter obse-
sivo de lo seXual, fruto de un auténtico mecanismo de defensa contra una
represión deshumanizadora, dio pie a que las cuestiones seXuales llegasen Aç
hoy a ser estudiadas con más intensidad que nunca v que planteasen nume-
rosos problemas al respecto.

Más difícil sería pronunciarse acerca de si el impulso seXual imprime
una huella en la civilización actual con mas fuerza de lo que pudo hacerlo
en tiempos pasados. Lo que es cierto es que todo el mundo espera una sexua-­
lidad cultivada, libre de represiones anómalas v de visos supersticiosos, y
abierta de nuevo a su auténtico papel: respuesta corporal a un fenómeno
afectivo o amoroso.

Naturalmente, hay que admitir que las manifestaciones instintivas en
general, y en especial la sexual, han experimentado un notable cambio.

El mismo apetito nutricio está biológicamente condicionado y, sin embargo,
a forma de comer ha sufrido un cambio extraordinario desde los primeros
tiempos. Asimismo la manifestación sexual ha perdido intensidad y crudeza.

Del mismo modo que nadie que posea un mínimo de cultura come con los
dedos, tampoco a ningún dirigente de empresa se le ocurrirá pedir "derecho
de pernada" a sus subordinados. Esto parecería hoy tan inconcebible como
a finales del siglo pasado hubiera parecido la libertad que actualmente
gozan los jóvenes de ambos sexos. Sería, no obstante, erróneo deducir de
ello que la influencia del impulso sexual en la humanidad contemporánea
es menor de lo que fue en precedentes épocas.

Nos dice la conocidísima ley de Gay-Lussac que un gas ocupa la forma
del recipiente que lo contiene. Asimismo, todo impulso humano experimenta
cambios de configuración en su aspecto exterior de acuerdo con las normas
propias de la sociedad en que debe manifestarse, sin que ello implique, ni
mucho menos, una disminución de su energía. Lo que ha perdido el impulso
sexual en fuerza y agresividad exterior,. lo ha ganado sobradamente en ex-
tensión, informando ampliamente los más diversos aspectos de la conducta
humana. Esta infiltración difusa del impulso sexual es, probablemente, lo
más característico de nuestra época en esta materia, de tal forma que, al
analizar las motivaciones de la conducta humana y los distintos aspectos
de nuestra civilización, hallamos con sorpresa, la fuerza biológica del impulso
sexual donde menos la esperábamos.

Una de las primeras consideraciones que se nos ofrecen al intentar aclarar
estas cuestiones es el hecho de que en nuestro sistema de vida nos hallamos
sujetos a una serie continua de incitaciones v estímulos que tienden a des-
pertar nuestra sexualidad. La relación `intersexual se va liberando poco a
poco de sus tradicionales reglas normativas, y gradualmente manifiesta su
verdadera estructura en la subjetividad del hombre, en un mundo íntimo
y personal que reflexiona y se observa a sí mismo.

El mismo estudio analítico del amor, de la afectividad y de la Sexualidad
(o sea, la creciente pérdida de distancia del hombre con respecto a sí mismo
y a los demás), se ha desarrollado en forma extraordinaria y se concierta
actualmente en el concepto pansexual del hombre, proporcionado por la
divulgación de las teorías psicoanalíticas y por las estadísticas de temática
sexológica. Los tratamientos psíquicos, proporcionados por la psicoterapia
y la psicología, la educación sexual, los consultorios matrimoniales, el con-
trol de la natalidad, las clínicas de orientación infantil, la pedagogía colec-
tiva v las "human relations", reemplazan en la formación del mundo de los
instintos a las tambaleantes y pretéritas convenciones.

En la actualidad la eXistencia de un mayor conocimiento valoración
de la realidad funciona a modo de principio rector, sustituyendo el clásico
sometimiento a la "norma ética", muchas veces inadecuada a la realidad
humana. Esta situación tiene también como contraste una vertiente negativa.

Existe actualmente un supuesto en el que se basan algunos para considerar
al hombre como un ser que busca el placer y que esta autorizado a buscarlo.

Esto constituye una especie de hedonismo deshumanizador, causado por
una general exigencia a la felicidad instantánea hallada en el orgasmo y
en la llamada "potencia seXual". Es, por otra parte, un peligroso escapismo
a través de una evasión sensorial y epidérmica, algo que al buscarse en la
superficie de nuestro vivir nos aleja de la profundidad que debe tener una
persona bien integrada.

Debe considerarse que esta reducción de la sexualidad a sus elementos
de placer es resultado del profundo influjo de la concepción psicobiológica
del hombre, que ya comenzó con Nietzsche v que en la época actual termina
con Kinsey. Al lado del éxito económico, el éxito Sexual ha llegado a ser
una exigencia vital casi impuesta por las propagandas erotizantes. Hay una
especie de angustia por el orgasmo v un miedo social a la impotencia o a
la frigidez. Todo ello es muy significativo, porque implica una Sexualidad
comercializada concebida como "consumo" o "hobby", e incluso como forma
de llenar el tiempo libre.

Ejemplificando lo dicho con hechos concretos puede decirse que en
Norteamérica esto ha cristalizado en la general v socialmente aceptada
orma de relación intersexual llamada "petting", que se manifiesta en la
juventud de ambos sexos y que es una forma lúdica de actividad sexual
consistente en la provocación del orgasmo sin implicar el coito. Desde Norte-
américa, el "petting" se ha extendido a toda la civilización llamada occidental.

Así, pues, podemos resumir lo expuesto diciendo que el "ahora del sexo"
está ceñido por dos vertientes: una positiva, de liberación madura y ade-
cuada, y otra negativa, deshumanizada v destructora. Naturalmente, el
camino a seguir debe ser el afianzamiento de la vertiente positiva v la liqui-
dación de la negativa, mediante una integración de lo sexual en lo personal
a un nivel de plena madurez v responsabilidad.

La mejor demostración de lo expuesto hasta aquí será la presentación
de una serie de hechos concretos acaecidos en nuestro mundo actual, que
la vez son las más claras manifestaciones de la moral sexual que no es otra
cosa que la generalización del más abigarrado costumbrismo en lo refe-
rente al sexo. La moral sexual (del latín "more", costumbre) es el conjunto
de normas socialmente aceptadas que regulan la conducta de los hombres
en el aspecto sexual v recopilan las más variadas costumbres de las diversas
sociedades de nuestro tiempo.

No obstante, los diversos escándalos públicos en materia sexual demues-
tran un tipo de moral que se oficializó sin la menor convicción, mientras
que, por otro lado, gran parte de la juventud, privada de una pedagogía
sexual adecuada, se inicia en los avatares de la conducta sexual a través de
la prostitución. El acceso al desnudo se democratiza más cada día. Es un
buen atractivo publicitario y bajo diversas etiquetas se le encuentra en el
cine, en la moda y en los espectáculos de "variedades".

Una de las revelaciones fundamentales de la obra de Kinsey es que el
86 % de los adultos viven en ruptura permanente con el código moral que
fingen aceptar o que a veces ellos mismos imponen. La sexualidad actual
tiene un peligro nuevo, que se podría llamar, como en economía, inflación.

La publicidad, la literatura, el cine, la fotografía especializada, el espec-
táculo "sexy", etc., van transformando poco a poco a la sexualidad en algo
obsesivo, larvado v sin posibilidad de satisfacción en muchas ocasiones.

Podría decirse que hemos llegado a la era del "homo eroticus". Pero resulta
más problemático discernir si se ha llegado a la conquista de una libertad
más plena v humanizadora o a una nueva esclavitud deshumanizada. Aquí,
sólo nos limitaresmos a presentar hechos mas o menso rodenadamente
dejando al lector la adopción de una respuesta personal y concreta sobre la
disyuntiva presentada: libertad o esclavitud. Formar opinión o enjuiciar
algo preparando un veredicto personal Supone previamente una gran serie
de datos informativos tomados de hechos concretos. Este trabajo es el que
vamos a realizar aquí en ayuda de esta actitud.

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