jueves, 24 de septiembre de 2009

La nueva ciencia de lo Sexual

Durante miles de años había reinado el desconocimiento parcial sobre
la relación cópula-fecundación. Tradicionalmente se había afirmado que
el principal papel de la reproducción le está asignado al hombre y que la
mujer solamente es la tierra apta para recoger la semilla. Todas las Socie―
dades habían sido antifeministas y trataban de demostrar la inferioridad
la total dependencia de la mujer respecto al hombre. Las leyes de Manú,
en la India, habían afirmado tajantemente: "La mujer no da hijos, única-
mente los lleva". Y Aristóteles había zanjado el problema asignando al hom­
bre el principal papel de la reproducción.

En tiempos de Descartes, coincidiendo con un período de supervalora­
ción de la mujer (ideal y no contrastada con la practica en el terreno con-
creto y cotidiano), la teoría de los dos espermas ponía el acento sobre la par-
ticipación de la mujer en la reproducción. Esta teoría, atacada en sus bases
y demolida por Harvey, el descubridor de la circulación de la sangre, se
vería, no obstante, refrendada por la teoría de los "ovistas", sostenedora
de que todo ser vivo procede de un huevo.

El descubrimiento más sensacional en el campo de lo seXual fue, no
obstante, el resultado a que llegó un estudioso en la tercera parte del si-
glo Xvu. Se pudo observar, gracias a potentes lentes, que en el semen del
hombre había millares de "animalculos" que se movían con una vitalidad
sorprendente y que morían al cabo de escaso tiempo. Los espermatozoides,
gracias a su asombrosa movilidad, podían trasladarse hasta la matriz y em-
pezar así el ciclo de la reproducción.

La pasión que despertó el sensacional descubrimiento abrió el camino
de futuras conquistas, y todas las teorías discriminatorias habrían de ir ca-
yendo una a una.

No hay comentarios:

Publicar un comentario